HUMO
Por Dr. Anselmo Peluffo
¿Qué puede hacer usted frente al humo de segunda mano como padre, o personal directivo de una empresa?
¿Qué es el humo de segunda mano?
El humo de segunda mano es el que, producido por el cigarrillo, pipa o cigarro al quemarse, termina siendo exhalado por los pulmones del fumador.
Esta mezcla contiene alrededor de 4000 substancias, de las cuales más de 40 son causantes comprobadas de cáncer en los seres humanos o animales, y muchas de ellas provocan fuertes reacciones irritativas.
El humo de segunda mano se llama también humo ambiental de tabaco. La exposición al mismo se conoce como: fumar involuntario o fumar de forma pasiva.
El humo de segunda mano puede causar cáncer de pulmón en las personas que no fuman.
- La Agencia de Protección Ambiental (EPA) clasificó el humo de segunda mano como reconocido causante del cáncer de pulmón en los seres humanos (carcinógeno del Grupo A).
- Dicha agencia calcula que fumar de forma pasiva provoca, por año, sólo en Estados Unidos, aproximadamente 3.000 muertes de cáncer en personas que no fuman.
El humo de segunda mano es un riesgo serio para la salud infantil.
- La exposición al humo de segunda mano afecta también los pulmones de los niños pequeños que están en proceso de desarrollo.
- Entre los más seriamente afectados por esta exposición están los bebés y los hijos pequeños de padres fumadores, para quienes aumenta el riesgo de infecciones en el tracto respiratorio inferior, tales como la pulmonía y la bronquitis. La EPA calcula que en E.E.U.U. anualmente entre 150.000 a 300.000 infecciones del tracto respiratorio inferior de los bebés y niños menores de 18 meses son provocadas por el humo de segunda mano y resultan en 7.500 a 15.000 hospitalizaciones anuales.
- También aumenta la posibilidad que estos niños sufran una disminución de la función pulmonar y síntomas de irritación respiratoria, como la tos, exceso de flema y el respirar asmático.
- El fumar de forma pasiva puede resultar en una infección del oído medio, el causante más común de la hospitalización quirúrgica infantil.
- La niños asmáticos corren especial riesgo. La EPA calcula que cientos de miles de ellos sufren un aumento de episodios y severidad sintomática, y que entre
200.000 a un millón de estos pacientes empeoran debido al humo de segunda mano. También puede ser ésta la causa de que miles de niños que no sufrían de asma, la comiencen a contraerla todos los años.
Otros Problemas de Salud
La exposición al humo de segunda mano irrita la nariz, los ojos y la garganta.
También puede irritar los pulmones, resultando en tos, exceso de flema, molestias de pecho y reducción de la función ventilatoria pulmonar. El humo puede afectar el sistema cardiovascular y existen estudios que vinculan su presencia con el comienzo del dolor precordial.
Cómo proteger su salud
¿Qué puede hacer usted para reducir el riesgo de enfermedad causado por el humo de segunda mano?
En la casa.
- No fume en su casa, ni permita que otros lo hagan.
- Si un miembro de su familia insiste en fumar en el interior de la casa, aumente la ventilación del lugar donde se fuma. Abra ventanas o use extractores de humo.
- No fume en presencia de niños, especialmente bebés o niños de edad preescolar, ya que son especialmente susceptibles a los efectos del humo de segunda mano.
Donde hay niños.
- No permita que las niñeras ni otras personas que trabajan en su hogar fumen adentro de la casa o cerca de sus niños.
- La EPA recomienda que toda organización infantil establezca normas para fumar que protejan efectivamente a los niños de la exposición al humo ambiental del tabaco.
- Averigüe los hábitos de fumar de quien cuida a sus hijos durante el día, de la guardería infantil, escuela y otros encargados del cuidado de sus niños.
- Ayude a otros padres a comprender el serio riesgo que corre la salud infantil por el humo de segunda mano. Colabore con sus asociaciones de padres y maestros, su junta escolar, lideres comunitarios y otros ciudadanos interesados en lograr que el medio ambiente de su niño esté libre de humo.
En el trabajo.
La EPA recomienda que toda empresa tenga normas para fumar que protejan efectivamente a quienes están expuestos involuntariamente al humo de tabaco.
- Si las normas para fumar de su empresa no controlan eficazmente el humo de segunda mano, colabore con los funcionarios y organizaciones laborales indicadas para establecerlas.
- Se puede reducir la exposición, simplemente separando a los que fuman de los que no fuman, como en algunos restaurantes, pero aún así, éstos últimos estarán expuestos al humo que vuelve a circular o al que se filtra a los lugares de no fumadores.
- Dos opciones que protegerán efectivamente al que no fuma son: prohibir que se fume en el ámbito de trabajo o limitarlo a lugares especialmente diseñados, para evitar que el humo se escape a otras partes del edificio. Los costos de establecer cuartos diseñados para este propósito varían según el edificio y posiblemente resulten más altos que eliminar el fumar directamente.
- Si se permite fumar en el interior de un edificio, deberá ocurrir en un cuarto que cumpla ciertas condiciones.
- El aire del cuarto para fumar debe ser extraído directamente hacia el exterior por un extractor. No debe volver a circular en otras partes del edificio. Es necesario que la cantidad de aire que se extrae del cuarto sea mayor que la cantidad que recibe, asegurándose así que el humo de segunda mano no se filtre a los lugares cercanos.
- El sistema de ventilación debe suministrar 60 pies cúbicos de aire por minuto por cada fumador. A menudo, esto se logra utilizando aire de otras partes del edificio como por ejemplo los pasillos.
- No debe ser necesario que las personas que no fuman usen la sala de fumar por ningún motivo. Debe ubicarse donde no se trabaje y donde nadie deba entrar como parte de sus responsabilidades de laborales.
- Los programas para dejar de fumar impulsados por las empresas forman parte importante de cualquier norma general dirigida a combatir el vicio. Aproximadamente el 25 por ciento de los norteamericanos aún fuman. Muchos desean dejar de hacerlo, pero fumar cigarrillos crea adición, tanto física como psicológica y no resulta fácil. Aunque trabajar en instalaciones libres de humo puede animar a muchos a dejar el cigarrillo, uno de los objetivos de cualquier estrategia contra el tabaquismo debe contar necesariamente con el apoyo activo de quienes desean dejar el hábito.
- Si se permite fumar en lugares designados al aire libre, estos no deben ubicarse cerca de las puertas (o cerca de las tomas de aire del sistema de ventilación) donde los que no fuman se vean obligados a cruzar a través del humo de los fumadores.
Algunas empresas han instalado lugares al aire libre con refugios y ceniceros para la comodidad del fumador.
En los bares y restaurantes.
- Conozca las leyes que su comunidad estableció para fumar. Algunas lo prohiben totalmente en restaurantes y oficinas públicas; otras requieren que haya lugares separados para el fumador, aunque la mayoría simplemente separa los lugares para fumar y no fumar dentro del mismo espacio, lo cual reduce, aunque no elimina, la exposición involuntaria al humo secundario.
- Si se permite fumar, los lugares para hacerlo deben determinarse con cierto conocimiento de las características de ventilación, para minimizar la exposición. Por ejemplo, los lugares en que se prohibe fumar deben estar cerca de las tomas de aire mientras que los de fumar, deben ubicarse cerca de los extractores y reguladores de retorno.
- Solicite que lo sienten en la sección de no fumar, lo más lejos posible de los fumadores.
- Si en su comunidad no existen ordenanzas que controlen el fumar, insista que se establezcan. Si las ordenanzas locales no ofrecen suficiente protección, exhorte a los funcionarios del gobierno para que actúen.
- En los bares, donde beber y fumar parecen complementarse, no se han establecido muchas restricciones. Ante la falta de leyes que limiten fumar, solicite al propietario que tenga consideración hacia la clientela que no fuma, y concurra usted a lugares que sí lo hagan.
¿Existen en su estado o comunidad leyes que regulan la posibilidad de fumar en lugares públicos? En muchos estados existen leyes que prohiben fumar en establecimientos públicos tales como escuelas, hospitales, aeropuertos, terminales de autobús y otros edificios públicos. Conozca las leyes. Aproveche las que están diseñadas para protegerlo. Las leyes federales de Estados Unidos prohiben fumar en todos los vuelos dentro del país, de seis horas o menos de duración y en todos los viajes de autobús dentro del estado.
Un mensaje especial para el fumador
En este momento es difícil ser fumador y posiblemente lo será aún más en un futuro inmediato. A medida que el público toma conciencia que fumar no sólo representa un peligro para Ud. sino también para los demás, las personas que no fuman, comienzan a expresarse con más franqueza sobre sus derechos y los fumadores se están convirtiendo en un grupo desaprobado y contrario al bien común.
Si a pesar de todo decide fumar, he aquí algunas cosas que puede hacer para no dañar a quienes lo rodean:
- No fume cerca de los niños. Sus pulmones son muy susceptibles al humo. Si usted es mujer y está embarazada deje de fumar.
- Forme parte activa en el desarrollo de la política para enfrentar el problema del humo del cigarrillo en su empresa. Interésese por los programas para dejar de fumar.
- Mantenga su hogar sin humo. Los que no fuman pueden contraer cáncer de pulmón si están expuestos al humo de su cigarrillo. Dado que el humo permanece en el aire, puede exponerlos aunque no estén presentes cuando usted fuma. Si es necesario que fume en el interior, limítese a hacerlo en un cuarto ventilado con las ventanas abiertas. Asegúrese que el cuarto en el que fuma tenga en funcionamiento un detector de humo para disminuir los riesgos de incendio por colillas mal apagadas.
- No fume en un automóvil con las ventanillas cerradas si lleva pasajeros. La concentración elevada de humo dentro de un compartimiento pequeño y cerrado aumenta considerablemente la exposición de los demás pasajeros.
Más de dos millones de personas dejan de fumar anualmente, la mayoría lo logra por sí mismo, sin la ayuda de un programa ni medicamentos. Si quiere dejar de fumar, existe ayuda a su disposición. Los programas para dejar de fumar pueden serle de utilidad. Es posible que en su empleo los ofrezcan, o si no, pídale consejo a su médico.